Del Amor Romántico, al Amor Irónico
Del mito al logos. Aunque fueron infelices comieron perdices
Es un domingo cualquiera temprano. Como hoy. Recibo cuatro llamadas seguidas. Tardo en responder. Mi móvil vive silenciado. Es un aparato del demonio que me esclaviza y me arrebata la presencia. Tras descolgar la llamada… entre balbuceos y estertores de arrepentimiento, me cuenta (la persona anónima) de forma compungida que ha cometido una infidelidad. Después de 16 años de relación, ha caído… Y me llama para verbalizar su angustia. Entiendo que se ponen en marcha procesos de alterar respuestas condicionadas (se operativiza en mi mente su desahogo) y no impongo contingencias aversivas a su declaración.
Lo cierto es que dos años después de este acontecimiento, la relación sigue adelante y “aparentemente” comen perdices. Aunque la otra parte de la relación no se enteró nunca de este acontecimiento. Y a ti ¿te gustaría saberlo?
Aquí inicia lo que llamaremos un viaje hacía la ironía vital, desde el amor romántico al amor irónico. La probabilidad de que esto me pase a mi o a ti, solo es cuestión de tener pareja. Varía dependiendo del país, pero siendo muy optimistas la tasa de infidelidad está en torno al 25% (Allen y Rhoades, 2020; Fincham y May, 2017). Sigue siendo alta, pero no tanto como la del 50% de que padezcamos algún tipo de cáncer. De hecho, ya viene de camino hacia todos nosotros.
Después de inspirarme en estos sucesos de la vida cotidiana como lo haría mi amigo Michael de Montaigne, ahora trato de existencializar y embarazar unos meses este evento para nos pueda ayudar a vivir mejor. Mi papel aquí es avisar al pueblo, antes de que ocurra algún problema de la vida, que seguro ocurrirá. En lugar de vivir de espaldas ante las vicisitudes de la condición humana.
Quería compartiros un concepto que suelo tener omnipresente y que además lo estoy aplicando a todas las áreas de mi vida. Con el trabajo y en el trabajo, así como en las relaciones humanas. Tengo que decir previo a esto, que la comprensión de la potencia de un concepto filosófico puede permitir conversar con la realidad de una forma más nítida. Algunos conceptos permiten desgarrar el tiempo para cabalgarlo y habitarlo; en lugar de ser arrastrados por la insignificancia de estar vivos, pero no VIVIR. De ese outfit de levedad con el que nos vestimos con más frecuencia de la que nos gustaría. A veces hacemos de nuestra vida un show, como en el de Truman.
El concepto central derivado de esta reflexión tras la infidelidad, es la del “Amor Irónico” del filósofo Danés Soren Kierkegaard. Este filósofo explora en Las obras del amor (Kjerlighedens Gerninger) cómo la ironía socrática es un medio para deshacerse de ilusiones, incluyendo las relacionadas con el amor. Sería algo así como simular un estado transitorio de ignorancia o modestia intelectual para estimular el pensamiento crítico (Solo sé que no sé nada). Realmente no tenemos ni idea de por qué nos comportamos como lo hacemos. Pero tenemos la falsa ilusión de que hacemos las cosas por ciertas razones. Esto nos da mucha paz y evita problemas. Pero el comportamiento es multicausal, quizás nunca sepas porque estás haciendo lo que estás haciendo ahora. Desprenderse de este vestigio de ilusión de control es muy interesante para abrazar la vida ¿no?
– No, no estoy de acuerdo contigo
– Yo soy psicólogo porque me gusta ayudar a la gente
– Está bien que te creas eso si te ayuda a dormir mejor por las noches.
– Pero quizás no sea eso…
La ironía es de una quietud y belleza atronadora. Pero aguarda su belleza en el interior, como el arte románico. La ironía es sobria por fuera, pero rica por dentro. Permite desmontar los mitos del amor romántico (artificioso por fuera), para adoptar una postura crítica no solo frente al amor si no hacia la vida. Desmontar la idea de que el trabajo dignifica o es vocacional. Fijaros que se llama “trabajo” por algo. Desmontar que mi familia o mis amigos me critican a mis espaldas. El que retuitea mi contenido, es el mismo que dilapida trash talk sobre mí en dos horas y media. Desmontar que mi vecino, el cual es muy simpático conmigo todos los días, me roba los tapones de las ruedas de mi coche. Saber esto, permite volver a saludarlo sin “rencores”, e ir al trabajo mañana a saludar al crápula de tu jefe. Y aún así quererlos a todos. Y también odiarlos. ¿Irónico? ¿o es de lo que está teñida la humanidad?.
“Vivir es darle vida al absurdo, mirarlo, cuestionarlo, dialogar con él, amarlo”. Adaptado de Albert Camus.
La ironía baila con nuestras limitaciones, dependencias e idealizaciones poco acordes a eso que llamamos realidad. Por tanto, el amor irónico surge cuando reconocemos las fronteras y mentiras del amor romántico. El amor romántico sería un enlace individualista, en la que existe una “otrofagia” de devorar a la otra persona hasta que ya no me es útil o hasta que se apague la llama. Tiempos de industria, tecnología y capitalismo, donde las relaciones también están sometidas al mismo caldo de cultivo de producción, reproducción y alienación. El otro es visto como mercancía, intercambiable y prescindible por algo mejor que todavía no ha venido. Sería un (yo-ello) desde la filosofía de Martin Buber, en el que el otro es un instrumento para alcanzar mis intereses. De la saga de la expresión “dios ha muerto” de Nietzsche, llega “el amor romántico ha muerto”. Las películas de Hollywood y las redes sociales se encargan de tatuarnos ese amor romántico… ese pichoncito enamorado subiendo selfies, será pollo podrido en la basura pasado mañana. Aquí Disney se puede ver de forma irónica como cúspide de los ideales románticos higienizados y biselados. Disneyland es el templo del terror con colores tétricamente alegres. No solo por el horror del precio descabellado y mercantilizado del regreso a tu infancia. Además de seguir disneylizando (término a-cuñado para esta ocasión) la vida y hacerte pensar que no envejeces para que sigas peregrinando hacia la eterna juventud. Eso sí, seguir afianzando la juventud no es gratis y no solo vas a tener que pagar un precio económico. Envejece el retrato por ti, como en Dorian Gray. Esos colores rosáceos de Disney incluso son exportados a la lucha contra el cáncer. En anuncios y publicidad con personas alegres, tratando de vendernos de que el cáncer no te da motivos para estar triste…
Como pueden ver, el amor irónico no solo se aplica a las relaciones. Esta ironía requiere de un equilibrio entre la pasión y la reflexión, aquí existe un compromiso con las imperfecciones del otro. Su calvicie, sus caries, y su cuerpo cada vez más flácido por la gravedad y la degradación decrépita de la vejez. De hecho, consiste en amar la imperfección. Todo lo que salga de esto, no es real. El amor romántico solo fue un eclipse que duró lo que tuvo que durar. Si estás en esa fase de eclipse, disfrútala. Acabará, como acaba todo en esta vida. Este amor imperfecto está alejado de los “finales felices y comieron perdices”, pero es lo que te vas a encontrar en este mundo. Amar esta verdad es como ver una puesta de sol. Estos finales son más bien de cuidado mutuo, de recordarte la pastilla que quizás te tomaste (pero que no está de más volverla a tomar por si acaso). Es pasar la noche en vela ayudando al prójimo que está en el baño contiguo porque las fajitas de anoche le sentaron mal. Es echarle crema por la noche a las estrías y mantenerte ahí hasta que el olvido y la demencia aparezcan. Esto es comer perdices aun siendo infelices, pues aceptar esta felicidad incompleta es tener una vida con dirección y significado. Esto son los valores.
O quizás no. Y también traigo la contrarréplica filosófica de ser abogados del diablo. Aquí no estamos para decirte cómo tienes que vivir. Estas líneas están confeccionadas para que puedas pararte a reflexionar sobre tu vida y la de los que te rodean. Quizás en consulta y sobre la vida de tus consultantes. Esa es la ironía de la cotidianidad, no nos da tiempo a pararnos a pensar. Todo está automatizado. Pero aquí viene la ironía. A veces es mejor no pararse a “pensar”. De hecho ese es uno de los problemas. Queremos que dirijas el timón de tu propio barco. Pero que seas tú quién lleva el timón hacia donde quieres atracar en la vejez. Seguir a otros barcos, quizás te da la ilusión de que vas en la dirección correcta, pero quizás esos barcos estén siguiendo a su vez a otros, de otros que no saben a donde van. Esta es la parábola de los ciegos, donde todos siguen a un guía que es ciego también, como se ilustra en este cuadro de Brueghel. Al final, todos acaban en el mismo hoyo.
Título original: De parabel der blinden.
Autor: Peter Brueghel el Viejo. Flandes 1568 Museo: Museo de Capodimonte, Nápoles (Italia)
Técnica: Óleo (86 cm × 154 cm.)
Esa contrarréplica, desde el amor irónico, es continuar ampliando las relaciones producidas en serie como en un taller de IKEA. Amar las relaciones líquidas y fugaces, como un intervalo finito de lo que pudo ser y nunca fue o será. Es revisitar Disney para recordarnos la fugacidad del tiempo. También del amor pasional y romántico. Es arrojarse a celebrar y retomar el pulso de la vida. La forma de rebelarse frente al desgaste de una relación humana es a través de la diversidad. El problema es que, evolutivamente, estamos diseñados para la diversidad de relaciones, aunque también necesitamos de relaciones duraderas. Esto permitió la supervivencia. Conciliarlo todo podría ser una opción, pero el hecho de querer ser dioses y acercarse al sol nos puede quemar, como a Ícaro. Tú también te quedarías con Calypso en la isla y no volverías con tu familia si adoptas esta contrarréplica. O al menos tendrías una aventura con ella antes de irte. No te cuentes cuentos. Lo idílico se aleja de la ironía expuesta aquí, donde solo existe la felicidad a medias en la imperfecta felicidad. La vida es imperfecta. Amar implica renunciar, como también no amar. No amar también es renuncia.
Esta generación millennial o z está impregnada de un nihilismo que tiene sus ventajas. Una generación que no puede independizarse o tener un trabajo estable o fijo que no sea precario, ¿cómo puede vincularse con el mundo de forma estable? ¿No son las relaciones el reflejo del contexto en el que vivimos? Si hoy estoy en una provincia y mañana me tengo que desplazar a otra por trabajo ¿cómo genero relaciones estables?. Quizás no generar relaciones estables sea una forma saludable en estos tiempos. O no, y sea una solución que es parte del problema. No lo sabemos. Pero ese excedente de posibilidades, hace que más sea menos. En Japón se alquilan parejas. Quizás esto sea el epítome de la modernidad. Lo que si es cierto, es que tengas lo que tengas, querrás tener lo que no tienes. Y cuando tengas lo que no tienes, querrás otra cosa. Da igual lo que hagas, quizás te arrepientas igual.
Si has llegado leyendo hasta aquí, te admiro mucho y quiero premiarte aunando algunas soluciones expuestas hasta ahora y con una cita preciosa que he reformulado con el permiso de Kierkegaard. Además con una canción final que me acompañó durante mis estudios. Menos mal que esto no es twitter con limitación de caracteres.
-Cojo aire… ¡Vamos allá!:
Soluciones: banquete de perdices infelices. La ironía como recurso.
Del amor romántico al amor irónico. Pero para mí, el puente entre ambos es el amor fati. Este concepto de Nietzsche, traducido como "amor al destino", es un arrojo al eterno retorno y una reivindicación de celebrar la vida. Como la película “Otra Ronda”. Es no querer que nada sea distinto, ni en el pasado ni en el futuro, porque ahora estoy haciendo lo que quiero hacer. Incluso cuando no quiero hacer lo que estoy haciendo. Es una burla al destino y una amistad con el absurdo. ¿No es esto aceptación y compromiso pero en términos filosóficos? Esto no es dejarse llevar por la corriente como pez muerto. Es saber cuando dejarse llevar, cuando nadar y en qué dirección.
Esto permite encontrar sentido a las conexiones humanas, defectuosas pero de carne y hueso, propensas al error, como al hijo de p…….. del ladrón de mi vecino.
O quizás sabiendo que mi pareja fue infiel… y perdonar. O no hacerlo. O quizás tenga que romper la relación sabiendo que embarcarme en otro proyecto no estará exento de otras imperfecciones, desilusiones y tragedias. También de buenos momentos :)
Pero da igual lo que hagas, no existe una solución mejor que otra porque a veces la vida no tiene remedios o soluciones. Esta es la solución. Aunque este sentimiento de sentirse rechazado o reemplazada, nos atraviesa porque es una categoría existencial de la que no podemos escapar. Por eso la Psicoterapia Analítica-Funcional asume que la intimidad y las relaciones interpersonales son la base del sufrimiento. Vagamos por el mundo creyendo que somos inmortales. Pero nadie soporta el rechazo. La ironía implica aceptar la vulnerabilidad y fragilidad humana. Aquí reside nuestra verdadera fortaleza.
Es visitar Disney de forma caricaturizada bajo una lente irónica (como la portada de Blancanieves ebria), pero no cínica; buscando un equilibrio. Esto permite usar las gafas para disneylizar momentos, pero saber que son unas gafas o un outfit de levedad temporal. Trato de darme cuenta de que las llevo puestas y me las quito (o no), pero sé que las llevo. Aunque esto ahora me permita ver a las personas como el cuadro de Dorian. Quizás más imperfectas, putrefactas. Pero auténticas. Verdades amargas e incómodas, pero reales. Lo contrario es contarse mentiras para no asumir verdades.
El yo-tú, es una respuesta y solución al yo-ello instrumental que impregna la velocidad del cosmopolitismo. Este es un encuentro profundo donde reconocemos al otro como un fin en sí mismo. Esta es la plenitud humana: ceder mi asiento, mostrar gratitud ante los demás y hacia la vida.
Finalmente, la ironía baila (al ritmo que quieras) con las imperfecciones inherentes al vivir, ofreciendo una lente para ver el amor y las relaciones no como algo idealizado. Si no como algo bello pero en lenta y agónica descomposición. Es deconstruir la vida para amarla de forma más intensa e irónica. A veces maravillosa, otras veces trágica y fatídica. Pero real. Siendo felices en la infelicidad del amor fati.
Es el arcoíris que solo asoma tras la cruenta tormenta.
"Amar a alguien es aprender la canción que tiene esa persona en su corazón y cantársela cuando ha olvidado la letra." Adaptado de Kierkegaard.
Música pues para amar irónicamente la vida: Salento. Sin letra, para que puedas tararearla sin tener que recordarla cuando llegue la olvidadiza y segura vejez…
Lo siento y gracias Kierkegaard por tus desamores.
Muchas gracias por acompañarnos siempre en Psicoflix
¡Os queremos! “irónicamente”, claro.
; )
Muchas gracias, me ha interesado mucho. A menudo siento cierto malestar sobre el concepto "ironía", particularmente en el amor, pero tb más generalmente. Es esta una manera de estar en el mundo que he visto evolucionar a través de los años, siendo ahora La Manera con la que algunos nos aproximamos a Todo. Esto es claramente influencia del mundo anglosajón, por lo menos en ciertos grupos más jóvenes y con mayor nivel cultural. Mis ideas encontradas, de amor/odio, vienen por el hecho de que por una parte me encanta, pero por otra, esta "distancia irónica" en absolutamente todo me azora. Quién era esa persona con mi mismo nombre a los 18, defendiendo sus ideas, enamorándose, enfadándose? A ratos, no me reconozco.
Os dejo con un párrafo de "Sobre los huesos de los muertos" ("Drive your plow over the bones of the dead") de Olga Tokarczuk: "Esto es lo que menos me gusta de la gente: la ironía fría. Es muy cobarde burlarse de todo, ridiculizarlo todo, no tomar partido por nada, nunca atarse a nada, así que cierran los labios para no ser infectados por ello. Temen al pathos más que al infierno".
Porque a los irónicos no les gusta el "Pathos" (del griego: "emoción, sentimiento, sufrimiento").
Un abrazo
di
Interesante Juanjo, gracias ✨
Me encantó esta parte, y el asociar lo que hacemos con los valores.
"Es una burla al destino y una amistad con el absurdo. ¿No es esto aceptación y compromiso pero en términos filosóficos? Esto no es dejarse llevar por la corriente como pez muerto. Es saber cuando dejarse llevar, cuando nadar y en qué dirección."